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Cómo el IRA estadounidense fortalece el dominio chino en materia de baterías
Las consecuencias no deseadas del IRA: el fortalecimiento de la industria de baterías de China
Cuando el gobierno estadounidense aprobó la resolución de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en 2022, su objetivo era simple: fortalecer la cadena de suministro nacional para convertir a Estados Unidos en un líder en baterías para vehículos eléctricos (VE) y frenar a las empresas chinas. El plan consistía en ofrecer enormes subsidios —$45 por cada kilovatio-hora (kWh) de batería producida— para incentivar a las empresas a fabricar baterías aquí en lugar de en China. Pero las cosas no salieron como estaban previstas. En lugar de excluir a las empresas chinas, la IRA las está ayudando a fortalecerse. He aquí por qué.
Empecemos con los subsidios. La idea era abaratar la fabricación de baterías para que las empresas estadounidenses pudieran competir con China. Pero hay un problema: fabricar baterías no solo requiere mucho dinero, sino también tecnología de vanguardia. Empresas chinas como... CATL y BYD han pasado más de una década perfeccionando su tecnología e invirtiendo en investigación y desarrollo, especialmente baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), que son más baratas y seguras que otros tipos de baterías.
Cuando Vado El anuncio de un acuerdo de $3.500 millones con CATL para construir una planta de baterías LFP en Michigan demostró el atraso tecnológico que enfrentan las empresas estadounidenses. En lugar de desarrollar su propia tecnología, Ford licenció las patentes tecnológicas de CATL para producir baterías. ¿Por qué? Porque es más rápido y económico que empezar desde cero. Los subsidios del IRA hacen más atractiva esta colaboración, pero no resuelven el problema fundamental: las empresas estadounidenses dependen más de la tecnología china de lo que creemos.
Aranceles contraproducentes
Para proteger a las empresas estadounidenses, el gobierno estadounidense no solo pierde dinero al subsidiar a las empresas nacionales, sino que también impone aranceles a las empresas extranjeras. Las baterías producidas en China están sujetas a aranceles de hasta 38.41 TP3T. Sin embargo, los aranceles no han perjudicado a las empresas chinas, sino que las han obligado a ser creativas. Por ejemplo, BYD está construyendo una gran planta de baterías en México. Dado que México forma parte del tratado comercial T-MEC, las baterías producidas allí pueden ingresar al mercado estadounidense sin aranceles.
Otra empresa china, EVE EnergíaTambién se está expandiendo en Malasia. Gracias al acuerdo comercial RCEP, las baterías producidas en Malasia disfrutan de un descuento arancelario de 10% al enviarse a EE. UU. Estas medidas demuestran que las empresas chinas no solo han sobrevivido a las barreras comerciales estadounidenses, sino que también han acelerado su globalización y prosperado en todo el mundo.
El verdadero problema: la tecnología
El núcleo del problema no es el dinero ni los aranceles, sino la tecnología. Las empresas chinas llevan una gran ventaja. Llevan años mejorando las baterías LFP, haciéndolas más económicas y eficientes. Hoy en día, las empresas chinas pueden producir baterías de $50/kWh, mientras que las estadounidenses solo pueden producir baterías de $120/kWh.
Los subsidios al IRA podrían ayudar a reducir esta brecha, pero son solo una solución temporal. Sin una inversión significativa en investigación y desarrollo, Estados Unidos seguirá rezagado. El acuerdo CATL-Ford es solo el comienzo. A medida que más empresas estadounidenses se den cuenta de que no pueden competir solas, podríamos ver más empresas conjuntas con empresas chinas.
La consecuencia imprevista del IRA no solo está impulsando a las empresas chinas a establecerse en lugares como México y Malasia, sino que Estados Unidos está ayudando a las empresas chinas a construir una cadena de suministro de baterías más global. Puede que esto no sea lo que pretendían los legisladores, pero es una buena noticia para el planeta y los consumidores. Una cadena de suministro más diversificada implica precios más estables y menos escasez, y las exportaciones chinas de baterías están creciendo rápidamente: aumentaron 231 TP3T solo el año pasado. China sigue a la cabeza a pesar de los aranceles y subsidios. La verdadera competencia no es quién puede construir más fábricas, sino quién puede innovar más rápido. Y ahora mismo, China está ganando.